miércoles, 25 de enero de 2012

LA VIDA DE UN ARTESANO

Resulta imposible vivir de esto?    

Desde las dos de la mañana el indígena José Guadalupe Pérez se prepara para venir a la capital todos los sábados para vender sus artesanías. En su natal Xalitla, Guerrero, no le compraban y por eso lleva dos décadas trasladándose para poder sobrevivir.

Xalitla es un poblado que produce pinturas sobre papel amate. Una tradición con la que nació este hombre de 40 años cuya necesidad económica lo obligó a aventurarse en esta ciudad, la más grande del mundo.

En el Tianguis Artesanal de Tenanitla encontró refugio durante dos décadas que él describe como críticas.

De la venta de los sábados depende su esposa y tres hijos, los cuales padecieron desde niños la falta de recursos: a veces no había dinero para que comieran y los amigos tenían que brindar apoyo a la familia.

"No se puede vivir de la artesanía", exclamó este hombre con tono de decepción. Por esta situación ha debido someterse al trabajo arduo del campo: se emplea en el terreno de su suegro en la siembra de maíz, durante la semana que está en Xalitla.

En el oficio de José hay más pérdidas que ganancias, vive al día. Hay muchas ocasiones en que sus compañeros han tenido que hacer una colecta para que el artesano pueda regresar a su casa: necesita 500 pesos para su boleto de autobús.

En los primeros años su situación no era tan crítica, ahora "hay mucha competencia con la serigrafía y no hay muchos turistas, y cuando aparecen regatean la mercancía".

Una risa fue la respuesta de José cuando se le cuestionó si ha pedido ayuda. Guardó silencio unos minutos y respondió: "Las autoridades no apoyan en nada, allá en Xalitla pedimos ayuda a una organización social pero no nos hicieron caso."

Además de la falta de recursos, el artesano se enfrenta a otra complicación: el maltrato de su mercancía ocasionado por el traslado. Y es que sus piezas sólo están protegidas por su empaque: una caja de huevos.

Hoy sus hijos son jóvenes estudiantes que todavía dependen de José, quien confiesa, ante su complicada situación, la posibilidad de irse a trabajar a Estados Unidos y alejarse por un periodo largo de su familia.



?No nos apoyan, sólo becan a funcionarios?

La larga tradición familiar de artesanos mantiene en pie de lucha al capitalino Héctor Barra pese a las dificultades económicas que ha sobrellevado.

Su familia es de la ciudad de México. Recuerda su infancia al lado de su progenitor, quien curiosamente estudió con Diego Rivera. Fue por esta situación que siempre vivió dentro de un universo artístico.

Pese a estas referencias su situación no ha sido fácil. "Ser de la capital no es una ganancia, padecemos la misma falta de apoyo que los de provincia", expresa este artesano de la Plaza de la Ciudadela y el Tianguis de Tenanitla, en este último lugar su padre trabajó por 25 años.

Aunque de joven estudió metalurgia y ejerció la carrera durante un tiempo, se impuso en Héctor la pasión por el barro y la pintura que "traigo hasta en la sangre", bromea.

Su madre y hermanos han procurado que la tradición, heredada por el jefe de familia, no desaparezca, pero es complicado, refiere Barra.

Hubo un tiempo que cerraron su taller para pagar sus deudas. Hasta de vendedor y maestro la hizo el artesano para conseguir dinero. Hoy ya no cuenta con ayudantes.

Ante las dificultades económicas el joven artesano y su familia han tenido que desarrollar varias técnicas: cerámica, diseño sobre bambú o coco, huecograbado, mimbre, vitral y hasta reparan obras de arte.

Y aunque ahora tiene espacio en dos puntos de venta importantes, siempre está en busca de ferias, tianguis o festivales donde pueda ofrecer sus artesanías.

Su rutina está sujeta a estas circunstancias pues él es su propio promotor. Además, ocupa parte de su tiempo en realizar acciones en favor del Tianguis de Tenanitla (es secretario general de la asociación civil de este espacio).

Al preguntarle si ha recibido apoyo, Barra comenta: "Ofrecí a Fonart mis productos pero me dijeron que no era arte popular, ¿quién determina lo que es o no? Como siempre he dicho los programas de las instituciones son becas para funcionarios."

Un tanto decepcionado, cansado de solicitar ayuda, Barra sólo expresa que los artesanos deben mantener su oficio, pues en el terreno institucional "se necesitan funcionarios con fuerza de voluntad y sentido humanitario para ver por nosotros".

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